Grillo cabreado



Sí, ya sé que es muy cansino tener una suerte de Pepito Grillo recordándote continuamente cosas que, aunque te puedan convenir a la larga, exigen un esfuerzo y por lo tanto no tienes ni puñetera gana de hacer en ese momento."Cómete eso que es por tu bien", "Vete al cole que hay que estudiar", "Manifiéstate que te están estafando"... Y así con todo.

Me imagino a mis amigos de Facebook diciendo: "Jooooder, ya está el pesao de Luismi con sus parrafadas infumables, que si los bancos patatín, que si la educación y sanidad públicas patatán... Qué tío más plasta", "No podía poner en su lugar fotos de su hijo, aunque ya cansé un poco también..." Pues bueno, pues vale. Es lo que hay, cada uno es como es. Pero no os creais que uno es como es por amor al arte, por vocación de servicio público o porque adore a todas las gentes de este nuestro país. En realidad mis motivos son un poco más egoistas.  

En primer lugar, claro que me gustaría que el mundo fuese un sitio mejor y más justo, pero para que lo disfrute quien yo quiero: mi hijo, algunos de mis amigos (otros están bien como están), algunos de mis familiares (otros están bien como están), algún que otro conocido que apunta buenas maneras y para ya de contar. Se pasaron los tiempos de amor universal, de optimismo antropológico y de suputamadre. O al menos en eso estamos, tratando de desprogramar un modo de pensar que, básicamente, te hace infeliz si vives en el mundo real.  Si vives en Oz no, claro

Y en segundo lugar, porque no soportaría reprocharme que no hice nada para evitar todo aquello que considero que está mal. Tú ves algo, juzgas y si consideras que está mal, denuncias, te quejas, o haces lo que buenamente puedas para tratar que eso no se perpetúe. Obviamente, cada uno hace lo que puede y mejor hacer algo que no hacer nada. Y bueno, si luego de mi acción se benefician personas de esas que meten la cabeza bajo la tierra, de esas que dicen "para qué hacer algo si no va a servir de nada", pues eso que se llevan. Aunque no lo merezcan. 

Hala, ya descargué. Continúa...

Descargas, derechos de autor y sanguijuelas


¿Qué mejor manera de ordenar pensamientos, de clarificar ideas, que ponerlos por escrito? ¿Y qué mejor manera de conocer otras opiniones, y de así enriquecer las propias, que “postearlo” en un blog?
Y el caso es que, no habiéndole prestado mucha atención a la controversia alrededor de la llamada “Ley Sinde”, creí que ya era hora de leer un poco al respecto...
¿Cuál es el problema de fondo? ¿A qué y por qué se oponen las asociaciones de internautas y algunos partidos políticos? ¿Por qué la promueve el partido del gobierno y la apoyan algunos expertos, creadores y sociedades de autores? Aunque algunas de estas preguntas tienen aparentemente una respuesta fácil e inmediata, quizás no sea realmente como nos parece a simple vista...
Pero lo que subyace a todo ello, la madre de todas las preguntas, la que deberíamos responder antes de juzgar si lo propuesto está bien o mal implementado, es: ¿Estamos o no a favor de que se traten de evitar las descargas ilegales? Y por ende ¿Consideramos justos, tal y como están actualmente considerados, esa cosa que llamamos los derechos de autor? Es ese punto el que me interesaría aclarar.

Hay quien ve (alimenta), aviesas intenciones detrás de la redacción de esta ley: que si es un atentado contra la libertad de expresión, que si puede servir para cerrar en el futuro (por no sé qué atajo legal) webs críticas con el gobierno de turno, que si ya existe una ley que permite cerrar algunas webs de ese estilo para qué queremos otra, etc.
Por otro lado, los autores se quejan de que quedan desamparados y que no se protege convenientemente sus creaciones, condenando la difusión de sus obras a una gradual disminución, una considerable pérdida de ingresos, así como a la desaparición de miles de puestos de trabajo asociados a la difusión y comercialización de dichas obras.
Como digo, es posible que lo propuesto por el gobierno sea un truño, o quizás no, pero no es lo que más me importa aclarar(me). Antes de ponernos a pensar acerca de si la ley tumbada recientemente está bien o mal, deberíamos responder a las preguntas que sugería antes: ¿cuál es nuestra posición respecto a que los autores sigan cobrando por sus creaciones, tal y como lo venían haciendo hasta que la tecnología evolucionó y permitió las grabaciones (primero casettes, luego cintas de video, CDs, DVDs, Discos duros, Dispositivos móviles, etc.)?

Antes, si querías ver una peli o la veías en el cine o esperabas a que la pusieran en la televisión. Si querías un LP de 33 o 45 rpm, te lo comprabas o te lo comprabas. De repente los videos (VHS, Beta y 2000) y las cintas de audio (casettes o tape) permitían grabarte unos y otros, y compartirlo con tus colegas. O bien ibas al rastro y te comprabas una cinta grabada del último disco de X. Como la calidad de las copias analógicas era menor que el original, no se tomaron más que tímidas medidas para remediar este pirateo. Algunas pelis del videoclub venían con protección anti-copia, y algún que otro poli municipal decía a los vendedores del rastro que levantaran el tenderete. Con la proliferación de los contenidos digitales la cosa se complicó. A los discos en formato CD no tardaron en seguirles los CDs grabables. Y ahora la copia podía ser de igual calidad que el original. Peligro. Con los DVDs idem. Y cuando el acceso a Internet se popularizó y las redes P2P permitieron compartir tus contenidos igual que cuando antes le llevabas a tu vecino la cinta grabada del último disco de X, la cosa explotó. Líos judiciales, webs cerradas, creadores de aplicaciones condenados, etc. El mundo ha cambiado y se ha hecho muy fácil copiar, compartir, descargar contenidos. La industria se ha quedado atrás y ahora lucha por recuperar terreno.

Por supuesto, al hilo de todos estos avances tecnológicos, siempre han existido sectores que han sacado tajada y a los que nunca se les ha tocado un pelo. ¿Qué hay de los fabricantes de Cadenas musicales que incluían pletinas con función REC? ¿Qué hay de los fabricantes de lectores de CD que permiten la lectura de CDs grabados? ¿Qué hay de las compañías de acceso a Internet que ofrecen más y más MB de velocidad de bajada “con las que poder hacer más descargas que la competencia”? Parece claro que los usuarios/consumidores no han sido los únicos beneficiarios de las pérdidas de los autores/creadores e industria de los contenidos...

Si lo pienso objetivamente, parece lógico que alguien que vive de inventar historias, crear música o hacer películas, deba ver protegidos sus ingresos. De paso, muchos otros puestos de trabajo directos o indirectos (videoclubs, currantes de compañías de discos, productoras, etc.) podrían conservarse.
En el caso de que, por ejemplo, una web ofrezca links de descargas de contenidos por los que no ha pagado, y se lucre a través de la petición de donaciones, inserción de publicidad, o peticiones del envío de SMS para conseguir la descarga, parecería lógico exigir que esa web o pague por esos contenidos o cierre.

Pero dicho esto, me asaltan algunas dudas que querría despejar con vuestra ayuda, queridos lectores (suponiendo que haya alguien ahí ¿¡Hay alguien ahí!?):
¿Qué pasaría con esas webs que no se lucran con la puesta a disposición de todo el mundo de esos contenidos? Se me ocurre que el único que sacaría tajada de ese caso, serían las compañías de acceso a internet ¿habría que meterles mano a ellas?
¿Que pasaría con la compartición libre de contenidos? Si yo me compro un CD, DVD o similar, ¿quién tiene el derecho de impedirme que se lo pueda dar libremente a otra persona? ¿hasta qué punto atento con los derechos de autor en ese caso?
Si yo soy un tío que me paso todos los lunes por la noche grabando CSI de tele5 (cadena abierta que ya ha pagado a la productora por emitir la serie), y luego los edito quitándoles los anuncios, y más tarde los pongo a disposición de todo el mundo gratuitamente ¿estoy haciendo algo malo (éticamente reprobable o legalmente condenable)? ¿e incluso si cobrase por ello (ya que me ha llevado su tiempo y esfuerzo), habiendo obtenido ya la productora unos ingresos por la compra de tele5, qué problema habría con ello? ¿cuántas veces quieren cobrar por cada contenido? Si un contenido (capítulo de serie de TV) ya ha sido emitido gratuitamente para el consumidor en abierto, ¿por que debería existir restricción alguna de la compartición o comercialización de ese contenido redifundido a través de mi persona?

Muchas dudas acerca de cómo debería funcionar esto de pagar por eso que llaman cultura (algunas veces mal llamada), o de cómo deberían obtener compensación los autores por sus creaciones...

Ayuda pido, oh queridos lectores. Pocos pero fieles.
Continúa...

Declaración de intenciones


Si sigo posponiendo esta entrada, voy a llegar tarde y la noticia se terminará comiendo al informante.

Ayer nos confirmaron que será niño.

La experiencia de la ecografía de las 20 semanas, fue de lo más emocionante que me ha pasado en la vida. Dedos (todos), manos, pies, corazón (cuatro cavidades), cerebro (dos hemisferios), estómago, pulmones, vejiga, pene... Ojos, mofletes, labio superior. Y todas esas cosas juntas forman algo mucho más allá de un cuerpo humano. Se mueve dentro de la bolsa de líquido amniótico, apoya el lado derecho de su cara en la placenta, golpea con su mano la bolsa, llama la atención... Cuando finaliza la ecografía y nos dicen que todo normal, respiro aliviado.
Mientras esperamos a que el tocólogo nos llame para que pueda revisar las decenas de valores obtenidos, Silvia me dice que le toque la barriga. El pequeño golpea con energía, sigue reclamando atención. Como si se hubiese percatado de que hemos dejado de mirar, y nos pidiese que siguieramos prestándole atención. No sabe que es imposible no hacerlo...
Y seguro que tras esta experiencia, se sucederán una tras otra muchas que dejarán a la altura del betún la que ayer viví. Lo estoy deseando. Me resulta difícil expresar cuanto.

Sé que mi vida va a cambiar. Que mis prioridades sufrirán una reordenación drástica. Que algunas de mis actividades dejarán su lugar a otras, que otras muchas se verán terriblemente recortadas y que en compensación otras muchas ocuparán ese tiempo. A veces, peajes que hay que pagar para obtener algo más grande a cambio. Otras pocas veces males menores, y otras muchas, metas largo tiempo anheladas.

Todo eso ¿para qué? ¿Egoísmo? ¿Altruismo? Opiniones para todos los gustos. En mi caso, es cierto que ya me lo pedía el cuerpo, pero también sé que, en tiempos como los que nos tocan vivir, lo mejor que puedes hacer por ti y por los demás, es tratar de mejorar el mundo que te rodea, o al menos tu círculo más cercano.
Unas veces buscamos lograrlo a través de acciones directas, y cuando nos damos cuenta de nuestras limitaciones, volcamos nuestras esperanzas en que otro lo logre. ¿Y qué mejor manera que ayudando a un nuevo ser a encontrar su camino en la sociedad y de paso dejar tras de sí las cosas un poco mejor de como las encontró al llegar? Los resultados están por ver, pero la intención está ahí.

Por último, pienso en cómo el acto de educar, de enseñar a vivir, no debe ser en un solo sentido. En mi caso, espero que con cada día, con cada instante, pueda aprender tanto como él. Cada enseñanza no buscará sólo hacerle mejor individuo, sino que el esfuerzo por ayudarle a encontrar su camino con honradez y respeto a los que le rodean, me ayudará a mi mismo a ser mejor cada día. Y lo sé porque tengo tanto que mejorar y tantas ganas de hacerlo que no creo que me cueste mucho intentar rectificar o pulir comportamientos mejorables, intentar superar mis defectos. De nuevo, al menos esa es mi intención.

Intenciones, ideas, anhelos, deseos, miedos, temores...
Continúa...

λ7: Revelación


Me ha llevado más de seis meses contar lo que sucedió cuando le (me?) encontré en la calle. Procesar lo ocurrido, ponerlo por escrito, ha sido todo un viaje.
Entenderéis que no es moco de pavo darte de bruces con tu doble. Y no me estoy refiriendo a alguien que solo se parece bastante a ti. Estoy hablando de ver tu reflejo fuera del espejo, de ver a un pavo que te ha robado todo lo que hasta hace poco hacia que te hacía ser lo que eras. Enfrentarme al que por aquel entonces consideraba mi sustituto en el mundo, y que después de aquel día de invierno pasaría a ocupar otro lugar en los cajones de mi cabeza, fue lo más chungo que he hecho en mi vida

El caso es que en cuanto dejó a la viejecita al otro lado de la calle, me lancé hacia él. A partir de aquí todo lo que recuerdo de ese momento está raro. Inconexo. Faltan las transiciones. Es como si lo que hasta entonces era el fluir natural de una película, pasara a ser una colección de diapositivas. Esto es lo que puedo contar.
1. Yo abalanzándome sobre Él.
2. Él agarrándome de la pechera. Recriminándome algo (¡¡¡Él a mi!!!)
3. Yo sentado en el suelo, mientras Él me grita. Me duele el culo (supongo que me he caído)
4. Él y Yo bajando las escaleras del metro. Él delante tirando de mi brazo (parece que no quiero seguirle. Pero ¿no era yo el que iba a cantarle las cuarenta?)
5. Él y Yo en el andén de la estación, bajo la cámara de video que graba lo que ocurre desde el extremo izquierdo del andén. Estamos solos
6. Él y Yo en el túnel que une las dos estaciones. Huele a húmedo y cerrado.
Y a partir de aquí, sólo recuerdo oscuridad. Y su voz hablándome.
“¿En qué coño estabas pensando? ¿Quién carajo te dió permiso para sacarme? Si no estabas contento, pues cambia joder. Pero a mi déjame en paz. Seguro que ahora que soltaste lastre, vives de puta madre. Y mientras, yo jodido. Cargando con toda tu mierda. Mira, móntatelo como te dé la gana, pero quiero que me devuelvas a mi sitio. Ya estás recuperando toda esta basura y comprándome un billete de vuelta, porque si no, no respondo de lo que pueda hacerte, hijodeputa”
Aturdido. Dolorido. Hueco como estoy, sus palabras resuenan en mi interior tanto como lo hacen en la bóveda del túnel.
Un zumbido aumenta de intensidad hasta transformarse en chirrido “in cresendo”, ahogando sus palabras. Y luz. Cada vez más luz.
Pasa el metro a nuestro lado llevándose todo de golpe. Polvo, papeles, aire, oxígeno, ideas... Adiós a las pocas certezas (si aún existía alguna) que hasta entonces me sostenían en pie
Continúa...

En blanco


Estando como estoy, hasta los mismísimos, de que tengamos que elegir entre unos gobernantes que engañan y una oposición que lo hace con el mismo descaro, de que parezca no haber en el horizonte un partido político sin mancha de uno u otro tipo, me he planteado bien en serio mi voto en blanco para las siguientes elecciones.

El problema es que contamos con el handicap de un sistema electoral caduco que castiga y maltrata determinadas opciones políticas, con la vergonzante connivencia de los partidos mayoritarios (léase PP y PSOE) en contra de lo que ¿exijiría? (meeeeeeeec: utópico) una ciudadanía ¿comprometida? (meeeeeeeec: utópico). Claro está, mi elección personal, manifestada hace unas líneas, está entre las damnificadas. Así pues, ¿tiro mi voto a la basura? ¿Lo acepto alegremente?

Pero no sufráis por mí. No estoy solo en el reino de los disconformes marginados. De todos es sabido que ésta no es la única muesca de injusticia en la cartuchera de nuestro sistema electoral. La circunscripción provincial y la no utilización de los votos descartados tras el reparto de escaños por provincia, también hacen mucho daño a las fuerzas políticas con gran dispersión geográfica, como pueden ser IU o UPyD.

Primer problema: La gente NO sabe nada acerca de cómo funciona esto de los votos. Pero ¿no quiere saber, o no le dejan saber? Quizás ambas cosas...
Segundo problema: Las voces que tratan de alzarse, clamando por un manera más justa de elegir a nuestros ¿representantes? son silenciadas, ignoradas, tachadas de utópicas, de radicales...

Solución: Seguir difundiendo, cada vez más fuerte. No sólo hay que explicar cómo funcionan de verdad las cosas, sino seguir escuchando alternativas, y apoyar aquellas que luchen por cambiar las cosas. En esa línea, me gustaría compartir algunos enlaces que buscan arrojar algo de luz. Podría tratar de explicarlo yo mismo, pero considero que están tan bien explicados que merece la pena que le echéis un vistazo (ver al final del post)

Por mi parte, y aunque considero importante mejorar el reparto de representantes, con lo que estoy cada vez más sensibilizado es con la necesidad de dar un sentido real al VOTO EN BLANCO. Tal y como está actualmente planteado, no difiere en nada del voto nulo. Ambos sirven únicamente para establecer el corte (3%) por debajo del cual se descartan las opciones políticas entre las que se reparten los escaños. Pero ni mucho menos deberían significar lo mismo. Un voto en blanco significa que no te sientes representado por ninguna de las opciones políticas que se presentan. Un voto nulo, es un voto erróneo. ¿Por qué mi voto blanco se considera equivalente a un voto erróneo? Si lo piensas, hay cierta perversión en la idea... Eso en cuanto al VALOR del voto.
En cuanto al SIGNIFICADO del voto, hay gente que opina que un voto blanco quiere decir lo mismo que una abstención. Ni mucho menos. Por ahí no paso. O sea que yo, que creo que esta democracia es lo menos malo a lo que podemos aspirar hoy en día, que yo que hago el esfuerzo de levantarme de mi sofá, ponerme las zapatillas y acercarme hasta la mesa electoral, quiero decir exactamente lo mismo que ese que, o bien cree que con Franco vivíamos mejor, o bien está muy cómodo rascándose la barriga en su sofá, pasando olímpicamente de tomar partido por una opción (o no opción), pero después se sentirá totalmente justificado para quejarse cuando las cosas no se hagan como el quiere, o bien quizás quiera lanzar un mensaje a los políticos a través de su abstención (mensaje que se pierde en ese cajón de sastre que es la abstención, junto con los demás mensajes, más o menos válidos).

Hay una opción política que se presentará a las próximas elecciones autonómicas y nacionales cuyo único objetivo es cambiar el VALOR y reforzar el SIGNIFICADO del VOTO EN BLANCO. Se trata de CIUDADANOS EN BLANCO (CenB).
http://www.ciudadanosenblanco.com/

Su intención es conseguir que el voto en blanco sea computable, y que su traducción en el congreso de los diputados sean escaños VACÍOS. Me encanta. Eso es lo que yo quiero decir cuando voto en blanco. No quiero que me desprecien y se repartan los votos "buenos". ¿Dónde se ve reflejado el sentir de todos esos ciudadanos que han votado en blanco queriendo decir: "Ninguno de ustedes me vale. Pónganse las pilas y traten de convencernos a través de nuevas propuestas, nuevas personas, nuevas ideas..."?

Unos cuantos escaños vacíos (ésta vez de manera justificada), sí que sería un mensaje a esos políticos que nos tienen presos. Para los partidos mayoritarios que se regocijan ante la mierda del voto útil, y para los pequeños que se prostituyen encamándose con los grandes por unas migajas del pastel.

Los enlaces prometidos:
Sobre cómo funciona nuestro sistema electoral (explicado de forma amena y divertida):
http://www.adrianhervella.es/category/politica-para-tontos/

Para que veáis que no sólo es quejarse de lo mal que está el tema sino que, dentro del actual marco de la constitución, se puede mejorar la representatividad:
http://www.lapaginadefinitiva.com/aboix/?p=137

P.D: Igual vosotros tenéis claro a quién votar en las próximas elecciones. Bien por vosotros. Pero igual algún día no lo tenéis tan claro y queréis que el voto en blanco sirva para algo más que para descartar opciones minoritarias. Si es así, no hace falta que votéis a CenB en las próximas elecciones, pero quizás una adhesión al manifiesto (en su web) no estaría de más... Ya veis, otra causa más que perdida a la que me apunto. Si es que algunos no aprendemos...
Continúa...

REACtivaCIÓN


Después de un periodo de reflexión, y al hilo de la adhesión de JC a lo comentado en la anterior entrada titulada (Des)Información, me gustaría matizar lo dicho en ese mi anterior post.

Sigo hastalasmismísimasnarices de que los mass media nos tomen por borregos, de que nos den gato por liebre y de que nos quieran manejar como se les antoje, al hilo del dictado de sus amos (empresarios y políticos de turno). Sigo cabreado por tener que aguantar toda la sarta de mentiras, de medias verdades, de informaciones tendenciosas... Y en mi descargo, he de decir que entiendo que de vez en cuando me den bajones, y necesite desconectar de todo ese ruido mediático. Por ello, coincido con JC en que es necesario, de vez en cuando, pulsar el botón de stand-by y emplear un ciclo de CPU en adivinar la forma de una nube, o en "perder" dos horas del día leyendo las noticias de deportes, o buscando en youtube cómo se pega esa piña tan graciosa el niño japonés de turno.
A ello nos obliga la evolución del flujo de información y los cada vez más numerosos canales por los que nos llega ésta. Antes no existían tantas ni tan variadas formas de recibir información, y eso hacía menos necesaria la existencia de filtros que evitasen que nos petasen las neuronas. Considero que esa búsqueda de un momento de paz, no es más que un mecanismo de defensa de nuestra mente para evitar el cortocircuito.

Pero ello, no puede llevarnos a esconder la cabeza bajo tierra poniéndonos de perfil cada vez que llega una noticia que nos afecta: una congelación de pensiones, una subida del IVA, unos políticos que engañan, un cargo público que roba, unos jueces que prevarican...
Creo que es nuestro deber, buscar otra fuente y contrastarla. Saber cómo nos afecta y extraer nuestras propias conclusiones. Tener datos para actuar en consecuencia. Y ese es el quid de la cuestión. ACTUAR.

¿Cómo hemos llegado a esta situación en la que nuestros representantes políticos, nuestros cargos públicos, hacen lo que les viene en gana impúnemente? Todos mienten, todos manejan, todos (en mayor o menor medida) buscan su beneficio personal por encima del interés común. Y nosotros nos limitamos a votar cada cuatro años, condicionados por la sarta de mentiras que nos venden los medios de comunicación que van a sacar tajada de la victoria de uno u otro candidato. Roban, mienten, medran y luego compran espacios en los medios de su cuerda para vendernos "su" verdad, o utilizan a los jueces de su bando para salir con más o menos mancha de sus felonías.

La generación anterior a la mia y me temo que todas las posteriores (incluyendo la mia, claroestá), hemos alimentado y permitido este cuadro. Claro, la comodidad era muy tentadora, y realmente no ayudó lo bien que hemos vivido tras el esfuerzo de regeneración que supuso pasar de una dictadura a una democracia, a la que ahora comienzan a vérsele las arrugas, las grietas y las manchas. Al calor del dinero fácil (prestado), de la abundancia y del consumo desatado hemos vivido entretenidos con pisos más mejores, TVs de plasma, ropitas de marca, iphones y viajes al extranjero. Y poco a poco hemos ido adormeciendo nuestro espíritu crítico, nuestro músculo de demanda a nuestros representantes, que sabían cómo mantenernos callados. En contadas ocasiones hemos sacrificado nuestro bienestar para hacernos oír por encima del clin-clin del buen vivir. Dos o tres huelgas generales y otras tantas mega-manifestaciones, es lo máximo que hemos concedido para callar conciencias propias (cuando no hacer seguidismo de determinadas consignas del partido en la oposición o de los sindicatos despechados). Poco a poco hemos ido arrinconando nuestras quejas, nuestras demandas, restringiéndolas a charlas de bar y tertulias con los familiares a la luz de las velas. Allí donde poco daño pueden hacer a quienes mandan, o a quienes quieren mandar y necesitan de nuestro adocenamiento.

Hemos terminado por conformarnos con poner a uno malo para quitar a otro peor, viéndonos obligados a elegir cada cuatro años entre el payaso A y el payaso B porque creemos que no tenemos más que decir. Va siendo hora, de dejar de culpar a nuestros mayores del mundo que nos han dejado y ponernos manos a la obra. Al menos deberíamos INTENTAR cambiar aquello que no nos gusta. Y por supuesto no hablo de esperar cuatro años a meter un papel en una urna para creernos que estamos eligiendo a alguien. Cada vez existen más cauces para intentar influir en las decisiones que toman nuestros gobernantes: asociaciones vecinales, ONG, recogidas de firmas, propuestas de leyes, adhesiones a iniciativas populares...

Por supuesto, no soy tan ingenuo de creer que cualquiera de nosotros pueda tener influencia en todo un pueblo, una ciudad, una región o un país. Nuestro ámbito de influencia es mucho más pequeño: amigos, compañeros de trabajo, familia. Pequeño, pero existe. Debemos estar informados para informar a su vez. Para poder discutir con argumentos. Tener el músculo entrenado para despertar conciencias, para poder abrir mentes (ajenas y propias, que aunque muchas estén más cerradas que ostras, alguna habrá receptiva), para convencer y permitir que nos convenzan.

Y que conste. No creo que todo ese esfuerzo sea merecido por muchos de nuestros "semejantes". Nos rodean grandes cantidades de estupidez que se merecen casi todo lo malo que les pasa. Y claro que me dará por culo, cuando algún gañán se beneficie del esfuerzo realizado por quienes busquemos mejorar las cosas. No lo puedo evitar. Si esas mejoras son aprovechadas por el gilipollas de turno, me taparé la nariz y trataré de convencerme (con gran esfuerzo por mi parte) de que lo hice por mi mismo, y por las personas que aprecio. No me queda otra.

Cada día que pase sin intentar que lo que nos rodea a cada uno de nosotros cambie para mejor, será un día más en el que podremos excusar nuestra cobardía amparándonos en lo injusto que es toda la mierda que nos han dejado, sin darnos cuenta que esa mierda se ha ido acumulando gracias a nuestra pereza, gracias a nuestro reparo a remangarnos y ponernos a limpiar.
Continúa...

(Des)Información


Esta mañana, escuchando como siempre las noticias en una emisora de radio mientras iba caminando desde mi casa al trabajo, he vuelto a pensar en un asunto recurrente: "cada vez menos noticias, y cada vez más opinión". Y el caso es que, da igual que escuche Punto Radio, Onda Cero o la SER.

Lo mismo pensé el fin de semana pasado, cuando caí en la cuenta de cuánto tiempo llevaba empezando a leer el periódico por la última página. ¿Y por qué? No hacía falta mucho seso para acabar concluyendo que, sin dudarlo, cada vez me sobran más las "noticias" de las secciones de internacional, nacional o economía, entre otras. Prefiero emplear mi tiempo de lectura de prensa en enterarme de cómo está el panorama de televisión/cine, de cómo fueron los eventos deportivos, de las últimas noticias de sociedad, arte o de algún sesudo artículo acerca del impacto de las nuevas tecnologías en la vida diaria de jóvenes y mayores...

Hace no mucho tiempo, escribí una entrada en la que cuestionaba la utilidad de mantenerse informado. No quisiera entrar a fondo en si la "información" que te ofrecen los medios de comunicación tiene o no un aporte REAL en nuestra vida diaria. Sobre eso habría que plantearnos si realmente necesitamos saber todo lo que podemos saber hoy en día. Hace no muchos años, antes de la televisión o incluso de la radio, la gente afrontaba sus quehaceres diarios sin saber lo que había ocurrido en el pueblo de al lado. Y vivía.

Vale que muchas veces, saber por la radio que, por ejemplo, en el pueblo de al lado había una epidemia de viruela venía bien para no acercarse por si las moscas, pero no me saques de ahí amigo. El problema es que, extrapolando en este mundo tan globalizado y con la capacidad de plantarte 3000 kms más allá en un santiamén, no viene mal saber que hay disturbios en Grecia a causa de la huelga general derivada de las medidas anti-crisis tomadas por el gobierno heleno, para posponer tus vacaciones por esos lares. Entonces, ¿qué hacer?. ¿Nos informamos o no nos informamos?

Teniendo en cuenta que hay pocas cosas menos ciertas que la información no ocupa lugar, hay que ser un poco selectivo. Yo no sé si me estoy quedando sin espacio en el disco duro de mi cabeza, o si voy corto de RAM o procesador por la saturación actual, pero yo cada vez siento más necesidad de aligerar un poco las conexiones neuronales. ¿Y cómo? Pues restringiendo lo que entra a lo neutro, lo poco susceptible de estar adulterado y/o lo que realmente consideras que te pueda afectar de manera más o menos directa.

En la actualidad, la función principal de los medios de comunicación de masas tradicionales (prensa, radio, televisión) no es informar, si no crear opinión. Como ya comentaba en otra entrada, sirven a determinados intereses y tratan de condicionar al personal a través de medias verdades, visiones sesgadas y opiniones tendenciosas. De los tres medios mencionados, el que te da más capacidad de seleccionar qué es lo que quieres o no recibir, es la prensa. Y a ésta se ha unido
recientemente Internet, a través de portales temáticos o de contenido más amplio y general. En ambos puedes realmente escoger, descartando aquello que sospechas contaminado y quedándote con lo que puedas creer interesante.

Poco queda para que televisión y radio dejen de ser los medios de comunicación más consumidos para informarse. Tanto la prensa (impresa o digital), como los portales temáticos ofrecerán sus contenidos a las nuevas generaciones. Y no será sólo un tema de que nuestros hijos, sobrinos o hermanos pequeños demanden más interactividad en el flujo de información. Me gustaría pensar que también será porque hemos sabido enseñarles que no tienen por qué dejarse inundar con medias verdades, visiones sesgadas y opiniones tendenciosas.
Continúa...

Pausa


Si bien es cierto que hace tiempo no aporreo teclas para contar mis impresiones acerca de cualquier chorrada que se me pase por la cabeza, eso no quiere decir que haya dejado de expresarme.

El caso es que por nuestro cumpleaños, la Silvi y yo nos autoregalamos una cámara digital reflex, de esas que hacen fotos muy chulas casi solas. Y me he enganchado.
No es sólo estar al tanto de lo que te rodea, con la cámara al cuello, luego tienes que componer el encuadre, medir la luz, etc. todo con la inteción de encontrar la mejor forma de plasmar lo que tus ojos están viendo. O lo que tú mismo estás interpretando que ven.

La fotografía no es sólo una caja que recoge la realidad tal cual. Es una herramienta que te permite dar tu punto de vista, resaltando las partes que más te interesan de la imagen que estás captando.

Y luego resulta que el mundo del post-procesado es inmenso, abrumador. Después de haber tomado la imagen, puedes matizarla a través de la variación de multitud de factores. Me queda tantísimo por aprender...

Así que, de rebote, me estoy dando cuenta de que el proceso (lento) de aprendizaje, está ayudándome a trabajar uno de mis puntos flacos, como es la paciencia. O mejor dicho, la ausencia de ella.

Por tanto, discúlpenme los cuatro gatos que se les ocurre pasarse por esta página de vez en cuando, por mi (temporal) distanciamiento. Mientras tanto, si gustan, pásense por mi cuenta de flickr para echar un vistazo a algunas de las fotos sobre las que estoy trabajando.

http://www.flickr.com/photos/48627035@N03/

Continúa...

De lunes


No sé si es algo aprendido en casa (probablemente), asimilado en la escuela (menos factible) o aprendido en la calle (lo dudo), pero siempre, en cada cosa que he emprendido en la vida he puesto todo mi empeño en hacerlo lo mejor posible. Fuera lo que fuese. Si se esperaba algo de mi, he hecho lo posible por cumplir esas expectativas. ¿Virtud? ¿Defecto? Aunque la respuesta parece fácil, os aseguro que sólo a veces es una, siendo otras muchas veces el otro. Dependerá del caso concreto, del momento, del lugar... Pero sobre todo dependerá del coste y de la recompensa. Y ese es precisamente el problema.

Antes de nada, aunque son muchos los ámbitos en los que podríamos aplicar el asunto en cuestión, conviene concretar para no irnos por las ramas. Siendo el tema jodido si lo aplicamos a lo personal (amigos, familia...), por la irremediable tendencia a esperar de los demás como mínimo lo mismo que uno ofrece, no es de lo que me interesa hablar ahora. Centrémonos en el ámbito de lo laboral. Y para acotar aún más, restringiremos la reflexión al trabajo por cuenta ajena (asalariados), dejando de lado el trabajo por cuenta propia (autónomos/empresarios).

Desde que comencé mi andadura profesional, siempre creí que el trabajo bien hecho conllevaría cierto reconocimiento. Que si sabía hacer ver a mi jefe o responsable, el esfuerzo realizado y los resultados obtenidos como consecuencia de ese esfuerzo, ello me llevaría a ganar respeto, consideración, más pasta y/o galones. No nos engañemos, todos trabajamos por una de esas cosas. Nadie lo hace por amor al arte. ¿O sí?
En mi caso, al principio me conformaba con dejar de ser dejar un subcontratado para pasar a ser un empleado de plantilla final. Además, contaba con la ventaja de mi natural predisposición a trabajar con ganas, buscando la excelencia en cada tarea. Como Florentino y su Madrid. Hay que ver cuánta tontería...

Aunque cuento con algunas virtudes, entre ellas no está la de "calar" a gente y situaciones cuando en principio no son lo que parecen, así que sólo después de diez años me he dado cuenta de que nada de eso importa. En mi entorno (y me atrevería a afirmar que en el vuestro, sea el que sea, ocurre lo mismo), en realidad da igual si tu trabajo es excelente, bueno o mediocre. Diría más. En ocasiones incluso da igual si es malo. El resultado será el mismo. Nada. ¿Y qué termina ocurriendo si nadie te va a premiar si haces algo bueno, o te va a castigar si haces algo malo? Pues que, en la mayor parte de los casos, se tiende a la ley del mínimo esfuerzo. Si voy a esforzarme para conseguir un resultado de 90/100, pero resulta que mi jefe va a valorarme ("tangiblemente" you know) lo mismo que a mi compañero que consigue 50/100, ¿para qué coño voy a esforzarme?
Sólo algunos gilipollas seguimos con la inercia de nuestro juvenil e iluso ímpetu. Pero en situaciones normales, la inercia no dura siempre y el rozamiento termina frenando la marcha. Física elemental. ¿Qué pasará cuando no baste el orgullo propio para hacer tu trabajo con interés y diligencia? ¿Qué pasará cuando, conforme vayas quemando etapas en tu vida y existan otras actividades que demanden mayor parte de tus energías? Bajarás los brazos y te dedicarás a hacer lo mínimo necesario.

Todo esto, no lo he visto sólo en mi entorno. Médicos a los que lo único que se le pide es que reduzcan las listas de espera, que atiendan a un paciente cada cinco minutos, sin importar realmente si dan un servicio de calidad. Profesores y maestros a los que no se premia su buena labor, metiéndolos en el mismo saco que a mediocres que pasan olímpicamente de sus alumnos. Funcionarios administrativos que cobrarán igual, hagan lo que hagan. Dependientes de tiendas y comercios que atienden al cliente con evidente dejadez (cuando no maleducadamente) porque saben que nadie (muy pocos) pondrá una reclamación. Reyes del escaqueo que, ante cualquier tarea hacen lo posible por hacerte ver que con ellos no va la cosa. Infractores de normas de buena conducta y de leyes amparados en el "si lo hacen los demás por qué no yo?", que cuentan con la laxitud de todos a la hora de exigir su cumplimineto (miedo, pereza...). Políticos cuyos errores/engaños/mentiras no se verán penalizados por un electorado que olvida rápido y perdona fácil... Kilos y kilos de ejemplos tengo. Toneladas diría yo.

En mi opinión, varias pueden ser las causas del problema. Complementarias todas ellas. A bote pronto se me ocurren algunas (pero, vamos, si se os ocurre alguna más sentíos libres de compartirlas con cuatro gatos):

* Nuestros jefes, nuestros responsables, no tienen ni puta idea de cómo motivar a sus empleados. O si lo saben, no quieren hacerlo. No existen cauces para premiar al que mejor lo hace. O si los hay, se los saltan a la torera.
* En muchas ocasiones, tampoco cuentan con facilidades a la hora de prescindir de los que hacen mal su trabajo. O no pueden, o no saben o no quieren, reprobar a quien no vale. A unos cuantos he visto que habiéndola cagado bien cagada, no una ni dos veces, se han ido de rositas.
* En aras de maximizar beneficios, se minimizan los recursos destinados a una tarea, lo que dificulta que dicha tarea salga todo lo bien que debería. ¿Por qué? Porque lo importante no es que salga bien, sino que salga. Cumplir objetivos sin atender a la calidad del producto. ¿Por qué? Porque este es un país de gañanes en el que no se valora las cosas buenas (cualitativamente hablando), sino las cosas baratas y que cumplan, sin más.


Y luego resulta que no somos competitivos, que nuestra juventud es Ni-Ni, que hay millones de mileuristas...

Hablando de este tema con un compañero de trabajo, comentábamos la diferencia que podría haber entre un joven que entra a trabajar en un Burger King en España y en Estados Unidos. Lo que nos han vendido (¿será verdad?), es que el yanqui con esfuerzo, trabajo duro, si logra destacar, podría pasar a encargado, gerente, director de línea, patatín y patatán. El sueño americano lo llaman ¿no? Seguro que no es así en todos los casos, pero quizás alguno se haya dado. ¿Que deriva de todo ello? Gente emprendedora, competitiva y que valora el esfuerzo y los resultados (quizás más esto último).

¿Y en nuestra bien querida patria? El españolito ya se puede dedicar a poner hamburguesas como Dios, con eficiencia y diligencia que difícilmente llegará a algo como no ponga la hamburguesa precisa, en el momento adecuado y a la persona idónea. No sé... El Emilio Botín de turno que tenía antojo de carne 100% de vacuno y ese día estaba bien follao... ¿Qué obtenemos entonces? Un país de pillos, listos y avispados. De oportunistas.

Y claro, los que jugamos otra liga, los que no contamos con la capacidad de jugar ese "otro futbol" que decían que era necesario para ganar el mundial, nos tenemos que conformar con habitar en la mitad de la tabla, aspirando como mucho a la Europa League o rezando para que no venga una plaga de lesiones y nos conduzca al pozo de la segunda división.

Se acabó el espejismo, así que con su pan se lo coman.

P.D: Y justo antes de publicar este post, al hilo de la conversación de sobremesa, un colega me manda el siguiente enlace: http://www.elpais.com/articulo/carreras/capital/humano/Explotacion/remunerada/elpepueconeg/20100314elpnegser_5/Tes#. Que casualidad....
Continúa...

Cainitas, cínicos y demás gente de mirada torva


Es éste un país muy dado a denostar, denigrar y/o calumniar. Muy dado al rechazo instintivo y poco dado a las adhesiones (sobre todo si no son borreguiles). Derivado de ello, existe un regocijo algo malsano en ver caer al triunfador. "Si yo no llego, él/ella tampoco", vienen a pensar. Esperan ansiosos el tropezón para apuntarse un tanto, un "ya te lo dije". No soportan el éxito ajeno y se agarran a cualquier excusa peregrina para tirar dardos a la diana con la cara del que, por méritos propios, ha conseguido llegar a algo.

Unas veces este odio, esta enemistad a los allegados o afines es gratuito (en realidad no supone más que alimento para esa envidia insana que habita en sus cajas torácicas). Así se desprecia al compañero de trabajo que asciende, se critica al actor/músico/escritor de éxito, se maldice (por lo bajini) la suerte del amigo al que le toca la lotería...

Otras veces, este deseo del mal ajeno está sustentado en la búsqueda del beneficio propio, sin valorar ni un solo momento la posibilidad del bien común que podría derivarse del triunfo del adversario. Así se rechazan pactos de estado con ánimo de recuperar el gobierno perdido, se critican con fingida convicción decisiones que, más adelante y en el uso del poder, se tomarán sin vergüenza alguna, etc.

Hay también muchas personas que gustan de meter palos en las ruedas. Claro que, como comentaba un compañero de trabajo el otro día, es mil veces más fácil tirar por tierra algo que ayudar a levantarlo. Es mucho más fácil despreciar una idea, una propuesta o una opinión, que tratar de buscar puntos comunes, que hacer una contrapropuesta o que esforzarse en buscarle el lado bueno, aunque eso signifique mover nuestro punto de vista tres grados dirección sur-suroeste.
Siempre habrá alguien que te dirá: "pues menuda mierda", sin más. Y se quedará tan ancho. O que te dirá que no se puede, sin mover un dedo por ayudar. "Para que perdéis el tiempo", dicen, "por mucho que nos esforcemos en bajar de esta montaña donde nos ha pillado la ventisca, vamos a acabar irremediablemente sepultados bajo kilos de nieve". Y tu piensas para tus adentros "una patada en el culo te daba yo, pedazo de lastre. Si quieres diñarla, hazlo con la boquita cerrada, y déjame tranquilo para poder intentarlo".

También hay gente que se dedica con fruición a voltear, girar, doblar, descoser, hasta ver detrás de cualquier iniciativa aviesas intenciones. Pongamos como ejemplo esa campaña de las Cámaras de Comercio que dice que estosololoarreglamosentretodos. Unos (los de la zurda), serán capaces de decir: "lo que estos quieren es que consumamos más, y no estamos dispuestos a seguirle el juego". Y otros (los de la diestra) dirán: "estos son los de la ceja, queriendo salvarle el culo a su presidente". Todos ellos despreciarán la idea.

En este caso, no digo que no puedan tener razón todos y cada uno de ellos (es más, estoy convencido de que en gran medida la tienen), pero ¿por qué razón limitarnos al todo o nada? Vale, ya habéis demostrado que no os han engañado, que lo que en realidad buscan estos tipos es su beneficio, que no son altruistas en absoluto. Pero la posibilidad de que personas anónimas intercambien ideas y propuestas que puedan ayudar a asomar la cabeza a otras muchas que creen encontrarse en un callejón sin salida, no parece mala idea ¿no? De hecho, ya hay otras iniciativas similares que, por desgracia, cuentan con menos medios y presupuesto (como por ejemplo actúacontralacrisis!, desde Junio de 2009) ¿Por qué no aprovecharnos de eso? ¿Por qué no hacerles el juego a medias y quedarnos sólo con lo que realmente nos interesa? Si no quieres consumir, no lo hagas, pero deja que las historias de las personas de la calle inspiren, motiven y animen a aquellos que no saben por dónde seguir.

Es sólo un ejemplo (que, lamentablemente, seguro que es con lo único que se quedará el lector), pero estoy cansado de ver y escuchar la cantidad de gente que se rige bajo ese todo o nada. Mejor hacer 60 xxx, que hacer 10 xxx ¿no?. Pues nanay. Van estos lumbreras y justifican que ellos hagan 0 xxx en el hecho de que tú no llegas a 100 xxx y te quedas sólo en 90 xxx.

Paso de poner ejemplos más concretos. Si os resulta confuso, quedaros con que, para ellos, un momento de debilidad inhabilita todo el esfuerzo realizado. Si no es todo, es nada.

No sé, quizás el problema sea mio. Demasiado ingenuo y optimista (no os preocupéis, cada vez menos), demasiado pragmático y racional (a eso no renuncio) en este país tan visceral, de tan pocos principios para algunas cosas y tan fuertes e inamovibles para otras...
Continúa...