Descargas, derechos de autor y sanguijuelas


¿Qué mejor manera de ordenar pensamientos, de clarificar ideas, que ponerlos por escrito? ¿Y qué mejor manera de conocer otras opiniones, y de así enriquecer las propias, que “postearlo” en un blog?
Y el caso es que, no habiéndole prestado mucha atención a la controversia alrededor de la llamada “Ley Sinde”, creí que ya era hora de leer un poco al respecto...
¿Cuál es el problema de fondo? ¿A qué y por qué se oponen las asociaciones de internautas y algunos partidos políticos? ¿Por qué la promueve el partido del gobierno y la apoyan algunos expertos, creadores y sociedades de autores? Aunque algunas de estas preguntas tienen aparentemente una respuesta fácil e inmediata, quizás no sea realmente como nos parece a simple vista...
Pero lo que subyace a todo ello, la madre de todas las preguntas, la que deberíamos responder antes de juzgar si lo propuesto está bien o mal implementado, es: ¿Estamos o no a favor de que se traten de evitar las descargas ilegales? Y por ende ¿Consideramos justos, tal y como están actualmente considerados, esa cosa que llamamos los derechos de autor? Es ese punto el que me interesaría aclarar.

Hay quien ve (alimenta), aviesas intenciones detrás de la redacción de esta ley: que si es un atentado contra la libertad de expresión, que si puede servir para cerrar en el futuro (por no sé qué atajo legal) webs críticas con el gobierno de turno, que si ya existe una ley que permite cerrar algunas webs de ese estilo para qué queremos otra, etc.
Por otro lado, los autores se quejan de que quedan desamparados y que no se protege convenientemente sus creaciones, condenando la difusión de sus obras a una gradual disminución, una considerable pérdida de ingresos, así como a la desaparición de miles de puestos de trabajo asociados a la difusión y comercialización de dichas obras.
Como digo, es posible que lo propuesto por el gobierno sea un truño, o quizás no, pero no es lo que más me importa aclarar(me). Antes de ponernos a pensar acerca de si la ley tumbada recientemente está bien o mal, deberíamos responder a las preguntas que sugería antes: ¿cuál es nuestra posición respecto a que los autores sigan cobrando por sus creaciones, tal y como lo venían haciendo hasta que la tecnología evolucionó y permitió las grabaciones (primero casettes, luego cintas de video, CDs, DVDs, Discos duros, Dispositivos móviles, etc.)?

Antes, si querías ver una peli o la veías en el cine o esperabas a que la pusieran en la televisión. Si querías un LP de 33 o 45 rpm, te lo comprabas o te lo comprabas. De repente los videos (VHS, Beta y 2000) y las cintas de audio (casettes o tape) permitían grabarte unos y otros, y compartirlo con tus colegas. O bien ibas al rastro y te comprabas una cinta grabada del último disco de X. Como la calidad de las copias analógicas era menor que el original, no se tomaron más que tímidas medidas para remediar este pirateo. Algunas pelis del videoclub venían con protección anti-copia, y algún que otro poli municipal decía a los vendedores del rastro que levantaran el tenderete. Con la proliferación de los contenidos digitales la cosa se complicó. A los discos en formato CD no tardaron en seguirles los CDs grabables. Y ahora la copia podía ser de igual calidad que el original. Peligro. Con los DVDs idem. Y cuando el acceso a Internet se popularizó y las redes P2P permitieron compartir tus contenidos igual que cuando antes le llevabas a tu vecino la cinta grabada del último disco de X, la cosa explotó. Líos judiciales, webs cerradas, creadores de aplicaciones condenados, etc. El mundo ha cambiado y se ha hecho muy fácil copiar, compartir, descargar contenidos. La industria se ha quedado atrás y ahora lucha por recuperar terreno.

Por supuesto, al hilo de todos estos avances tecnológicos, siempre han existido sectores que han sacado tajada y a los que nunca se les ha tocado un pelo. ¿Qué hay de los fabricantes de Cadenas musicales que incluían pletinas con función REC? ¿Qué hay de los fabricantes de lectores de CD que permiten la lectura de CDs grabados? ¿Qué hay de las compañías de acceso a Internet que ofrecen más y más MB de velocidad de bajada “con las que poder hacer más descargas que la competencia”? Parece claro que los usuarios/consumidores no han sido los únicos beneficiarios de las pérdidas de los autores/creadores e industria de los contenidos...

Si lo pienso objetivamente, parece lógico que alguien que vive de inventar historias, crear música o hacer películas, deba ver protegidos sus ingresos. De paso, muchos otros puestos de trabajo directos o indirectos (videoclubs, currantes de compañías de discos, productoras, etc.) podrían conservarse.
En el caso de que, por ejemplo, una web ofrezca links de descargas de contenidos por los que no ha pagado, y se lucre a través de la petición de donaciones, inserción de publicidad, o peticiones del envío de SMS para conseguir la descarga, parecería lógico exigir que esa web o pague por esos contenidos o cierre.

Pero dicho esto, me asaltan algunas dudas que querría despejar con vuestra ayuda, queridos lectores (suponiendo que haya alguien ahí ¿¡Hay alguien ahí!?):
¿Qué pasaría con esas webs que no se lucran con la puesta a disposición de todo el mundo de esos contenidos? Se me ocurre que el único que sacaría tajada de ese caso, serían las compañías de acceso a internet ¿habría que meterles mano a ellas?
¿Que pasaría con la compartición libre de contenidos? Si yo me compro un CD, DVD o similar, ¿quién tiene el derecho de impedirme que se lo pueda dar libremente a otra persona? ¿hasta qué punto atento con los derechos de autor en ese caso?
Si yo soy un tío que me paso todos los lunes por la noche grabando CSI de tele5 (cadena abierta que ya ha pagado a la productora por emitir la serie), y luego los edito quitándoles los anuncios, y más tarde los pongo a disposición de todo el mundo gratuitamente ¿estoy haciendo algo malo (éticamente reprobable o legalmente condenable)? ¿e incluso si cobrase por ello (ya que me ha llevado su tiempo y esfuerzo), habiendo obtenido ya la productora unos ingresos por la compra de tele5, qué problema habría con ello? ¿cuántas veces quieren cobrar por cada contenido? Si un contenido (capítulo de serie de TV) ya ha sido emitido gratuitamente para el consumidor en abierto, ¿por que debería existir restricción alguna de la compartición o comercialización de ese contenido redifundido a través de mi persona?

Muchas dudas acerca de cómo debería funcionar esto de pagar por eso que llaman cultura (algunas veces mal llamada), o de cómo deberían obtener compensación los autores por sus creaciones...

Ayuda pido, oh queridos lectores. Pocos pero fieles.

3 comentarios:

Fer dijo...

Sí, hay alguien al otro lado... pero macho, menudos tochos que metes...
...je,je...
(y lo peor de todo es que no tengo respuesta a tus preguntas)

alectoria01 dijo...

Nadie te va a dar una respuesta porque no existe.

Entre todas las incógnitas que debemos despejar de la ecuación:

A)industria que no se quiere adaptar a los nuevas formas de negocio

B)usuarios y portales favorecidos o no con ingresos publicitarios

C)encargados de suministrar los canales de descarga, por los cuales cobran unas tasas abusivas

Hay que añadir que el último receptor si consigue el producto gratis no pagará nunca aunque el producto sea razonablemente barato, sean películas, discos o lentejas. Este es un punto que hay que tener en cuenta.


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Con tu frecuencia escritora es razonable que te preguntes a menudo si hay alguien ahí o no hay nadie.

schnaider dijo...

creo que hay mucha ambicion y crueldad en las cuestiones legales, puras ganas de joder la vida.
¿derechos de autor?