λ7: Revelación


Me ha llevado más de seis meses contar lo que sucedió cuando le (me?) encontré en la calle. Procesar lo ocurrido, ponerlo por escrito, ha sido todo un viaje.
Entenderéis que no es moco de pavo darte de bruces con tu doble. Y no me estoy refiriendo a alguien que solo se parece bastante a ti. Estoy hablando de ver tu reflejo fuera del espejo, de ver a un pavo que te ha robado todo lo que hasta hace poco hacia que te hacía ser lo que eras. Enfrentarme al que por aquel entonces consideraba mi sustituto en el mundo, y que después de aquel día de invierno pasaría a ocupar otro lugar en los cajones de mi cabeza, fue lo más chungo que he hecho en mi vida

El caso es que en cuanto dejó a la viejecita al otro lado de la calle, me lancé hacia él. A partir de aquí todo lo que recuerdo de ese momento está raro. Inconexo. Faltan las transiciones. Es como si lo que hasta entonces era el fluir natural de una película, pasara a ser una colección de diapositivas. Esto es lo que puedo contar.
1. Yo abalanzándome sobre Él.
2. Él agarrándome de la pechera. Recriminándome algo (¡¡¡Él a mi!!!)
3. Yo sentado en el suelo, mientras Él me grita. Me duele el culo (supongo que me he caído)
4. Él y Yo bajando las escaleras del metro. Él delante tirando de mi brazo (parece que no quiero seguirle. Pero ¿no era yo el que iba a cantarle las cuarenta?)
5. Él y Yo en el andén de la estación, bajo la cámara de video que graba lo que ocurre desde el extremo izquierdo del andén. Estamos solos
6. Él y Yo en el túnel que une las dos estaciones. Huele a húmedo y cerrado.
Y a partir de aquí, sólo recuerdo oscuridad. Y su voz hablándome.
“¿En qué coño estabas pensando? ¿Quién carajo te dió permiso para sacarme? Si no estabas contento, pues cambia joder. Pero a mi déjame en paz. Seguro que ahora que soltaste lastre, vives de puta madre. Y mientras, yo jodido. Cargando con toda tu mierda. Mira, móntatelo como te dé la gana, pero quiero que me devuelvas a mi sitio. Ya estás recuperando toda esta basura y comprándome un billete de vuelta, porque si no, no respondo de lo que pueda hacerte, hijodeputa”
Aturdido. Dolorido. Hueco como estoy, sus palabras resuenan en mi interior tanto como lo hacen en la bóveda del túnel.
Un zumbido aumenta de intensidad hasta transformarse en chirrido “in cresendo”, ahogando sus palabras. Y luz. Cada vez más luz.
Pasa el metro a nuestro lado llevándose todo de golpe. Polvo, papeles, aire, oxígeno, ideas... Adiós a las pocas certezas (si aún existía alguna) que hasta entonces me sostenían en pie

1 comentarios:

alectoria01 dijo...

Bienvenido de nuevo