Da la casualidad que el día que habíamos elegido para bajar a Lower Manhattan, Tribeca, Chinatown, Little Italy, Soho y Nolita (¡toma castaña!) será, según informa en la muy local TV americana, el día más caluroso de las últimas semanas. Despejado y calor infernal (92ºF se preven, Extremely Hot dicen). Agárrense los machos, vienen a decir.
Pues después de una duchita y de proceder con los machos, a desayunar. Aunque nos fue muy bien en Ray´s Pizza, decidimos probar un sitio distinto. Para no comernos mucho el tarro, vamos a desayunar en el restaurante del hotel. Se llama Pigalle y figura como café-bar-brasserie (a saber qué entienden por eso los americanos). No está nada mal. Como siempre, la atención es su fuerte, pero el sitio es confortable y elegante (aparte del tema aire acondicionado a saco que requiere chaquetilla). Repito desayuno (estudio comparativo de huevos florentina en NY) y Silvi se anima con unos huevos con salmón. Todo muy contundente de nuevo. Nos espera un día de pateo sin piedad, así que hay que ponerse las pilas. Muy rico todo, pero el precio algo más subidito de tono que el del día anterior.
Como el trayecto hasta el extremo sur de la isla es largo, renunciamos al bus en favor del metro. De entrada es algo (bastante) más viejo que el de Madrid (data de 1904) y hace mucho más calor en los andenes. Ya íbamos prevenidos acerca de la principal dificultad que tiene manejarse en metro en esta ciudad, así que confiábamos en no dar un espectáculo de "paletismo" como cuando fuimos a Berlín con mi hermano y mi cuñada. El caso es que, además de la complejidad que tiene manejarse entre tantas líneas (números, letras y colores), lo que hay que tener en cuenta es que la mayoría de líneas cuentan con dos tipos de trenes: los express y los locales. Los primeros sólo paran en algunas estaciones importantes, y los segundos en todas las de la línea (ello es posible porque esas paradas disponen de hasta tres o cuatro vías). Además, al contrario que en Madrid, por la misma vía pueden circular trenes de distintas líneas que más tarde siguen distintos caminos (al igual que ocurre en otras muchas capitales europeas). A pesar de estar al tanto de todos ello, no nos libramos de tener que bajarnos dos paradas después al percatarnos de que no era la línea que nos llevaba a nuestro destino. (¡AL LORETE! 1er consejo: Más vale no confiarse, andar con ojo y vigilar los paneles que informan de la llegada de los trenes e indican a que línea corresponden, o en su defecto observar la cabecera del tren donde también se indica. Conviene también comprobar con antelación si la estación de destino corresponde a una parada express, para poder elegir ese tipo de tren o no). Llegados a Whitehall St South Ferry nos encaminamos hacia Battery Park. Tras unas fotos con fondo de Miss Liberty (la cual vimos mucho más cerca el día anterior). Tras tomar aire, nos adentramos en la jungla de metal y asfalto. Rodeados por rascacielos, con la vista en las alturas, seguimos la ruta que sugiere nuestra guía en sentido inverso (hay que ver qué transgresores que estamos hechos). Visitamos los lugares más emblemáticos: Bowling Green (estatua del toro que representa las fases alcistas de la bolsa, alrededor de la cual pululan numerosos japoneses que posan junto a la estatua acaparándola sin dar opción alguna al resto de turistas), Wall Street (adornado por una bandera americana que ríete tú de la española en la pza Colón de Madrid) y St Trinity Church (donde nos tomamos un respiro en el cementerio de la parte de atrás, donde yacen soldados de muy muy antiguas guerras).
De pronto nos acordamos del museo de la policía de NY, situado cerca de donde nos dejó el metro a primera hora de la mañana. Aunque en este viaje hemos decidido renunciar a dedicar tiempo a museos de arte (en Londres nos dimos una paliza de museos del copón) en favor de más pateo ciudadano, hay algunos museos como el de la policía, como el de los bomberos (¡ay! qué tendrán...) o el del comic y cartoon que creo que merecen la pena (lástima de estos dos últimos, los cuales, finalmente, no pudieron disfrutar de nuestra presencia. Pa la próxima)
Desandamos pues lo andado y no tardamos en dar con él. Aunque es gratuito, es habitual hacer una donation. En él puede verse un homenaje a la actuación de la policía el 11-S, coches y motos antiguas, retrospectiva de la historia del cuerpo desde primeros de siglo, uniformes y demás. Muy curioso. Después de unas cuantas fotos graciosas y una vuelta por la tienda del museo (sin gasto), nos ponemos rumbo al punto en el que dejamos la ruta: la zona cero donde se erguían las torres gemelas (totalmente rodeada de vallas que impiden ver qué se cuece).
Tras comprobar que queda mucho (pero mucho) para poder ver algo en la zona, nos dirigimos a City Hall Park (frente al ayuntamiento de la ciudad). Breve descanso y puesta en marcha hacia Chinatown.
Subimos por Bowery St hasta Canal St, y callejeamos en busca de un restaurante donde podamos comer algo. Tres sugerencias de nuestra guía al respecto. Tras descartar los dos primeros (daban un poco de yuyu), nos vamos a por el tercero. Se llama Great New York Noodle Town y se trata de un sitio pequeño, con patos laqueados colgados frente al escaparate que da a la calle, desde donde se puede ver cómo opera el cocinero. Entramos y nos sentamos en la mesa más cercana a la puerta. Antes de que podamos pedir, ya nos han colocado dos tés calientes (al parecer resulta que cuando hace mucho calor, es mejor tomar bebidas calientes. Ay que ver qué cosas aprende uno...). Silvia se bebe el suyo, pero yo me siento incapaz de tomarlo sin azúcar. Y cualquiera se arriesga a pedir azúcar, a ver si va a resultar una ofensa o algo así (es que soy mu paleto). Pedimos pollo con verduras y cerdo con maíz y arroz. De beber dos cervezas chinas. Cuando traen los platos, resultan ser enormes. No están malos, pero tampoco para tirar cohetes. Cumplido el tema de la comida, no nos atrevemos con los postres. Pagamos (baratísimo) y nos vamos. Hace un calor de diez mil pares de demonios.
Vamos caminando, observando tiendas, personas, calles... Es curiosa la sensación. Tienes que hacer un esfuerzo y recordarte continuamente que estás en NY. Lo que oyes (canciones, voces), lo que ves (carteles, tiendas, personas), lo que hueles (comida, especias)... Todo te hace pensar que estás en China. Leemos en la guía que, la tendencia expansiva de la comunidad asiática, ha ido comiendo terreno a Little Italy, la cual ha quedado reducida a poco más de una calle que, se identifica ante el viandante con unas luces y guirnaldas (como adornos navideños en mitad de Agosto) con los colores de Italia. En una heladería nos compramos un par de helados que degustamos sentados a pie de calle, en las escaleras de entrada a una casa, mientras observamos el ir y venir de la gente. Los postres pendientes nos han sabido a gloria bendita pero nos han dejado hechos unos gorrinos. Benditas toallitas humedas que nos permiten limpiar el pringue (y bendita Silvi que me convirtió al "toallismo humedil"). Satisfechos y limpitos nos vamos camino Nolita, un barrio emergente en temas de moda y tendencia. Callejeamos, nos sentamos en algún que otro parque, buscando sombra y un lugar donde descalzarnos por un instante y dejar que corra el aire entre nuestros deditos hinchados.
Nos ponemos en marcha camino del Soho. La idea es tratar de ver el ambiente que se respira los locales y comercios de la zona. Mucha moda y restaurantes new fashion. Entramos en una tienda Levi´s para echar un vistacillo. Al cambio resultan más baratos que en España, pero hoy estoy tan cansado que sólo pensar en cargar con bolsas además de mochila con el calor que hace, me entran los mil males. De pronto un escalofrío recorre mi espalda. Esa voz no puede ser. Me giro y ¡horror! Varios integrantes de la familia Telerín en plena faena consumista. Será grande NY y nos tenemos que encontrar a esa panda de barullos que revolucionaron el vuelo Madrid-NY en una tienda del Soho. No queda otra que salir pitando, antes de vernos envueltos en un conflicto diplomático a causa de nuestros compatriotas.
(Continúa en Parte 2)
NY. Día Three (Parte 1)
Publicado por
luismi
on lunes, 5 de octubre de 2009
Etiquetas:
Lugares,
Nueva York
0 comentarios:
Publicar un comentario