¿Ingeniería? Tú sabrás...


Echo la vista atrás, y compruebo con sorpresa lo pronto que decidí que iba a estudiar Telecomunicaciones cuando diese el salto a la Universidad. No sé qué año era, pero debía cursar 6º ó 7º de EGB (allá en el Maestro Ávila). No era yo lo que hoy consideraríamos un friki con aptitudes especiales para lo tecnológico (por aquel entonces no sé qué palabra utilizábamos para referirnos a éstos). Ni siquiera, era algo que me gustase especialmente. ¿Por qué entonces lo tenía tan claro? Bueno, sería justo decir que tan, tan claro no lo tenía. Siempre me gustó leer y escribir, así que también fantaseaba con ser periodista o estudiar filosofía. Incluso hubo un tiempo que me planteé estudiar Astronomía (coincidió con una colección de fascículos que empecé un Septiembre). El caso es que, como siempre he sido una persona eminentemente pragmática, y mi padre no cesaba de decirme que las Telecomunicaciones era un campo con futuro en el que las salidas profesionales eran numerosas, finalmente terminé por decidirme por esa opción. He de decir que no recuerdo haber recibido ninguna presión para decidir sobre mi futuro Universitario. Es seguro que cualquiera que hubiera sido mi decisión, hubiera contado con el apoyo de mis padres. Pero decidí tirar a lo seguro.
Por desgracia, lo que todos creían (creíamos) que iba a ser una profesión de futuro, ha tornado en todo lo contrario.

Antes de proseguir, dejaré claro que, por suerte, no considero mi caso representativo del del resto de los profesionales del sector que yo conozco. Al contrario, creo que soy un privilegiado que no tiene mucho de qué quejarse, pero veo a muchos de mis compañeros que no han tenido tanta suerte.

Resumiendo mucho, el sector de las Telecomunicaciones se reduce a tres o cuatro (pocas más) operadoras y a cientos de "empresas" consultoras a las que en la jerga conocemos por cárnicas, básicamente porque se limitan a la venta de carne (o como a ellos gusta decir, recursos) a las empresas finales. Hasta hace poco (cuando las vacas eran más gordas), estas empresas contrataban a sus empleados por un coste X, para luego "ofrecer un servicio" a la empresa final (revendían al profesional) por un coste dos o tres veces mayor. Los costes para la cárnica eran bajos y las ganancias cuantiosas, por lo que los beneficios eran considerables. Bien es cierto que hubo gente que dio verdaderos pelotazos, saltando de consultora en consultora (pero trabajando para la misma empresa final), muchas de las cuales podrían permitirse reducir su ingente margen de beneficios para aumentar el sueldo del empleado saltarín. Pero la mayoría de las perdices se las comieron las consultoras. Sé de casos en los que la empresa final aumentó (por deslizamientos de categoría profesional) en varias ocasiones las tarifas que pagaba a una subcontrata por disponer de un recurso (humano), pero el empleado no se enteraba hasta años después porque su nómina no registraba incremento alguno. Fueron tiempos de excesos (fin de 90s y principio de 00s).
Pero lo bueno se acabó, y las empresas finales comenzaron a rebajar las tarifas y a reducir plantillas, siempre sacándose de encima a los recursos (insisto, humanos) subcontratados, que habían estado trabajando en numerosas ocasiones con la misma responsabilidad que cualquier otro empleado de la empresa final, o incluso durante una mayor periodo de tiempo. Pero claro, era mucho más barato despedirlos. No se renueva el contrato bimestral que tenían con la empresa subcontrata y listo. Cuando había suerte y la empresa final no prescindía del recurso, las subcontratas congelaban salarios para no reducir los beneficios, y santas pascuas. Y cuando digo congelar, digo subida del 0%. Ni IPC ni hostias.
¿Qué implicó todo esto para aquellos que no dieron el pelotazo en su momento (la inmensa mayoría)? La mayoría de aquellos que quisieron progresar profesional o económicamente no han tenido más remedio que pirarse de España (tengo amigos que se fueron a Francia o Irlanda). Tendrías que ver qué diferencias de consideración (profesional y salarial) hay en Europa o EEUU para Ingenieros e Informáticos. Otros fiaron su progreso a golpes de suerte en forma de contactos en operadoras y empresas grandes (de las que subcontratan), o estar en el sitio propicio en el momento justo. Vamos, una lotería poco ligada a la valía profesional.
¿Y dónde nos ha llevado esta situación?
Las empresas subcontratas, en sus intentos de aumentar beneficios, buscan formas de deshacerse de los empleados que llevan más tiempo en la empresa (EREs encubiertos, paquetizaciones, etc.). En otras ocasiones, son los Ingenieros que tienen el culo pelado de trabajar por poco (o los cuernos mellados de pegarse contra el muro del nulo reconocimiento a la labor realizada) los que dejan el sector desencantados.
Pero alguien tiene que sustituir a los desencantados. ¿Que quién? Pues o profesionales cada vez menos cualificados, con lo que se resiente la calidad del trabajo realizado (pero eso ¿a quién le importa?), o pobres infelices que después de estudiar 4 ó 5 años una carrera que cuesta lo suyo superar, se tiene que conformar con sueldos miserables.
Por lo que sé, en los últimos tiempos ha disminuido mucho el número de matriculados en carreras técnicas (Teleco, Inforática, Industriales, etc.). No me extraña. Hay muchos más sectores con mejores perspectivas. Olé por la tan cacareada Sociedad de la Información. A seguir así. Y luego nos preguntamos por qué estamos a la cola de desarrollo tecnológico en la UE. No es la única (ni mucho menos), pero ahí tenéis una razón.